Amanecí y leí un poco la Biblia sobre los tiempos, San Mateo 24, 4-22…

Dios reflexionó sobre la naturaleza del hombre, su libertad:

—Desde Adán y Eva, eres libre, pero yo soy tu creador y cómo tal soy fuente de sabiduría, respétame, soy el árbol, no te veas tentado a retar mi sabiduría. Estás en el paraíso.

El hombre fue tentado y por la soberbia, expulsado de su gloria a un lugar extraño.

Pasaron los siglos y el hombre, lejos de meditar en Dios, se alejó en el pecado.

Dios mandó un diluvio para castigar al hombre por su libertinaje. Mando a Noé y estableció la Alianza.

—No te eliminaré, criatura, pueblo mío, a pesar de tu libertinaje.

Los imperios y los abusos ocurren otra vez.

Los hombres son libres. Dios, no los aniquiló como especie, a pesar de todo.

La criatura lo machaca, lo traspasa, lo aniquila.

Dios creador se hizo hombre y se entregó en rescate por su criatura, Y Cristo vino por quienes libremente quieren reconocerlo.

Pero antes de que se acaben unos a otros. Dios vendrá por los suyos.

Los hombres, ahora, por su libertinaje, se odiarán y se matarán.

Sucederá lo que dice la Escritura. Dios vendrá por los suyos.