De Misa en «misa»

Cuento-Literatura

Un cuento no tan cuento (Argentina 2030)
por Leandro Blásquez

Ya eran las 18:30 h del séptimo día del año del anillo. La Agenda se había cumplido. ¡Cuánto aire puro! ¡Qué ricas hamburguesas de grillos! Todos iguales, libres y en fraternidad universal. ¡Con el chip intracerebral podíamos hacer casi todo! No teníamos nada, pero éramos felices…

Cristóbal Cristiano caminaba en silencio y pensativo rumbo a la Parroquia San Anacleto González Flores, ubicada a tres cuadras de su casa. No tenía patinete a litio.

El barrio donde vivía “el pinta”—así es como lo habían apodado sus amigos— era conocido como Villa Humanismo (antes, en un tiempo lejano, fue llamado Virgen de Guadalupe).

La cuestión es que Cristóbal se había despertado a las 10:00 h debido a su participación, durante la noche anterior, de una peña reaccionaria junto a sus amigos. Estos eran unos malos pibes que se divertían con poco, y vale la pena mencionarlos. Entre ellos se encontraban: “el boina” Manuel (abogado litigante), “el pipa” Hernán (filósofo y polizonte), Francis (ingeniero, cocinero y experto en cortes de luz), Quique (otro ingeniero que por una iluminación divina no fue abogado), “el Huevo” (un capo de la tecnología y soldado), Johnny (ex BOPE y carpintero), Lucho (profesor llegado de las altas montañas), un sabio doctor no reconocido por su país; y un fraile “loco” de ascendencia celta. Un detalle: de vez en cuando, se sumaban a esta peña distintos sacerdotes católicos que no habían aceptado el decreto por el que se obligaba a usar la letra «E» en los bautismos para ser «inclusive».

Y entre picadas, pintas negras, y conversaciones parusíaicas se hicieron las 3:00 a.m.

Bueno dijo “el pinta” esa noche yo me voy. Mañana tengo un asado con la flía., y si me levanto tarde me pierdo el vermut. Además, y por sobre todas las cosas, es el día del Señor, cosa que ha olvidado este mundo pagano. ¡Pero yo no lo olvidé, y ustedes tampoco!, chau.

Al igual que él, y por el mismo motivo, los demás partieron pa’ sus casas.

Continuando con el relato de lo sucedido ese domingo, al llegar a la parroquia (con imágenes deslumbrantes de Nuestra Sra. de Luján, de San Pedro y San Pablo, San Anacleto por supuesto, el Beato Gilbert K. Chesterton., San José, Santo Tomás, San Ignacio, San Pío el de los estigmas, San Pío X y XII, Santa Faustina, Santa Gianna, Santa Juana de Arco, el Siervo de Dios Carlos Sacheri, Santa Isabel la Católica, etc., etc.), Cristóbal se persignó con agua bendita,—allí todavía creían en esa “magia”— recorrió toda la nave hasta llegar al Sagrario, se postró para hacer su examen de conciencia y al cabo de diez minutos se ubicó en la cola del confesionario (no confundir con el de “Gran Hermano”).

Aquella era una Parroquia rara. Resultaba muy llamativo ver en los pasillos laterales fuera del templo propiamente dicho fotografías de algunos personajes ilustres de la Patria y de la Iglesia que no habían recibido el merecido homenaje por los gobernantes y jerarcas de turno (de turno estaban hacía 80 años). El primero que se veía era el P. Leonardo Castellani, luego seguían el P. Meinvielle, el P. García Vieyra, el P. Saenz, el mártir Jordán B. Genta, y otros de esa calaña. Por allí, bien al fondo, tras una columna, se encontraba colgado un cuadro chiquito, como quien no quiere que se vea tan fácilmente la fotografía que allí se enmarcaba. Se trataba del retrato de un prócer al cual le cruzaba por su pecho una franja color rojo punzó. Debajo se leía este fragmento de un viejo pensamiento (dicen las malas lenguas que la escribió un tipo que no tenía idea del arte de la escritura). El mismo recitaba: «Aunque quieran ocultarte/ yo no te olvido, fuiste el mejor/ Dios se apiade de nosotros/ y nos mande otro Restaurador». No sé quién habrá sido, pero parece que fue el mejor de algo importante. (Además, la frase me suena, y sin duda es cierto, que el autor no entendía nada de arte, o por lo menos no sabía demostrarlo. Como el que esto escribe).

Comenzó la Santa Misa. Muy pocos feligreses presentes. Igual que en la parroquia de la otra cuadra. Debe ser que hoy en día la gente está muy ocupada… O tal vez estaban todos en el museo de la memoria. ¡Que sé yo! De repente… ¡Sorpresa!, ¡el coro cantó en latín y no se rasguñaron guitarras, golpearon panderetas, ni sonó el bandoneón! (Sí, en otras asambleas se tocaba el bandoneón para estar más cerca del arrabal). Parece que era una Iglesia de las actualmente calificadas como tradicionales, como eran antes del reinado de Pacifista I, actual rey del mundo (¿o gerente del príncipe?).

Algo rarísimo por aquel entonces, era que allí asistían personas que todavía creían en el Cielo y en el infierno, en el Juicio Final, en la Segunda Venida de Jesús— que según se dice es el Rey de reyes— y todas esas cosas prehistóricas que asustan (y a otros alegran).

Para colmo, el Sacerdote celebraba según el vetusto rito tridentino. Esta gente era muy rara, porque ese rito se había prohibido por un decreto de un Papa llamado Mundano I.

Resumiendo y para no aburrir—aunque la verdad es que esta Misa no aburría —Cristóbal, una vez que el Padre dio la bendición y rezó las oraciones finales, se retiró camino a su casa. Esa noche pasaban por streaming un documental de la masonería con hologramas, auspiciado por la gerencia de la ciudad de Buenos Aires, dirigido por un ex político, profesor de reiki, de descendencia francesa (o algo así) conocido como “el hombre teler” (Telerman).

Dicen que los masones son un grupo que se reúnen para estudiar como pueden ayudar al mundo a ser más libre, igualitario y fraternal. ¡Vaya si han ayudado! Asesoran hace mucho tiempo a Pacifista I, al cual llaman “Gran Maestre” aunque no sé qué significa. Ahora, que dejaron de ser secretos (parece que existen hace tiempo) hablan mucho por T.V., radio, y Youtube. Según me han contado, tienen ritos y diferentes grados. No sé muy bien de que se trata, después le voy a pregunta al Decano de la UCA (Universidad Científica Anglosajona) que se parece a ellos. Sigamos.

Mientras volvía, ya no en silencio, sino silbando “De cara al sol”pese a que la gigantesca bola de fuego casi abandonaba el horizonte se encontró con un viejo compañero de secundaria, que no podía olvidar porque su apellido venía después del suyo. ¡¡¡Era Derno!!!, de nombre Posmo, quien se dirigía casualmente a misa de 20:00 h al templo de la otra cuadra.

¡Hola Cristiano!—dijo Posmo. -¿Cómo andas, tanto tiempo? ¿Cómo no estás preso con ese apellido? ¡Ja, ja! ¡Una bromita, che! (“che” con minúscula; no con mayúscula, que era la manera de elogiar a la persona con la que uno charlaba, por provenir estas tres letras de un apodo con el que se identificó a una figura legendaria defensora de los derechos del hombre nuevo. A no confundir).

Muy bien—respondió “el pinta” acabo de salir de Misa y voy para mi casa.

Yo estoy yendo a la asamblea en este preciso momento así le decían a la Misa en la parroquia vecina. Acompañáme que después vamos a tomar una agüita sin gas por ahí.

«Recién termino de salir y ahora tengo que ir de vuelta a Misa por este excompañero», pensaba Cristóbal- y bueno, total no hace mal. Al contrario. Tal vez me dé la oportunidad de conversar del mundo, el país, la flía., etc.

Dale que te acompaño dijo.

¡Buenísimo! Voy a aprovechar a presentarte unas chicas que conozco. Son de la Acción Cristiana. Yo también soy del grupo. Es re grande, nos juntamos a tocar la viola y a vender tortafritas todos los sábados a la siesta. ¡Hacemos un ruido infernal! Las canciones están bárbaras. Hay temas de Bob Dylan que les ponemos letra religiosa (en serio: “Blowing in the wind”). Ahora estamos inventando una letra para “Hihgway to hell” ¿te suena? Es de AC/DC. Dice algo así: “… tomados de la mano, con tolerancia y sin discriminar géneros, llegaremos al paraíso terrenal” No me acuerdo cómo sigue. El grupo me encanta. ¡Hacemos campamentos mixtos! Lo bueno es que no leemos ni la hojita “El Domingo”. ¡Ja, ja! ¡Total nos vamos todos al cielo, Dios es superbueno! Aunque… ¿Existirá realmente o no? A mí me da igual. ¡Ja, ja! ¿No te invitaron a participar?

Sí, algo me comentaron. —Cristóbal no quería decirle tan rápido a este chambón que allí perdían el tiempo y que habían tomado por la autopista equivocada. Tomó aire y se calló.

Posmo, como quien no quiere la cosa, le contó que la “asamblea” de donde Cristóbal terminaba de salir existía porque el gobierno, al ser pluralista, lo toleraba. Pero que esta es la única en todo el territorio nacional (ah!, me olvidaba algo: ahora al país se le dice patrimonio de la humanidad), aunque se comenta que la van a clausurar y al rebelde que se resista a semejante acto de amor al prójimo, entre otros “beneficios” lo reemplazarán de su trabajo, bajo el lema: «¡Es por tu bien, por eso te imponemos que seas democristiano, y que tengas apertura mental!»

Luego, Posmo comenzó a relatar las “aventuras” de la noche anterior. Empezó por su ida al boliche “Luzbel” con sus amigos de la Acción Cristiana.

¡Fue un descontrol! Nos tomamos no sé cuántos speed con vodka. ¡Ja, ja!—contaba con su cara de mutilado. Ahora Cristóbal entendía por qué la caripela de su “amigo”—. Después de ahí seguimos con el desayuno en una estación de Barrio San Tucho (antes San Martín) y nos fuimos sin pagar. ¡Ja, ja!. Pero previo al boliche, que abre a las 4:00 a.m.—y en el momento sacó la entrada cortada de su billetera—fuimos al recital del León Gieco junior. Dicen que es el hijo de aquel famoso cantante de la década del 70, 80, 90, 2000, 2010 y 2020; aunque todavía no se pudo demostrar su filiación porque no están los resultados de ADN. Según cuentan sus fans, León (padre) murió electrocutado justo cuando gritaba con espuma en la boca: «¡La religión es el opio de los pueblos!», y tocaba la guitarra en una piscina.

Tanto hablar, tanto hablar, las agujas se habían adelantado un cuarto de hora. El reloj marcaba las 20:15 h.

¡Es tarde! —dijo Cristiano— deben ir por la homilía.

No importa —respondió su compañero de bachillerato—, entremos ahora que no pasa nada.

Al entrar, la primera sorpresa de Cristóbal fue ver los posters del Padre Mugica, Ponce de León, Agelelli, Anselm Grum, James Martin, el legendario Che Guevara, Lavagna, Rivadavia, Alberdi, y un apellido que no me acuerdo bien pero que se escribe igual de adelante hacia atrás y viceversa. (tal vez sea Men…. Sí, es ese, se me apagó la PC. La p…, ¡la pc dije! ¡Qué mal pensados!). Y en el medio de todos ellos, un cuadro de un hombre flaco, pero musculoso, de barba, ojos azules, con un martillo en una mano (me parece que de carpintero) y en la otra una urna. Sobre él una frase curiosa: «El primer democristiano».

Celebraba, o mejor dicho, encabezaba la festichola: Monseñor Panchampla. (¡con razón! Ahora voy entendiendo mejor)

Cristóbal quedó como hipnotizado por diez minutos cuando escuchó unos aplausos y chiflidos que lo volvieron a la realidad. Había terminado la ceremonia. En esa “iglesia” las “misas” duraban 25 minutos para no aburrir a la manada. Perdón, al rebaño.

A la salida y antes de que nuestro amigo “el pinta” haga algún tipo de comentario (esto sí que no se lo podía callar) su compañero se adelantó y le dijo:

Disculpame, pero me acaban de avisar que en 15 minutos es la presentación del nuevo libro de Jon Sobrino, el sobrino del famoso a-teólogo (mmm… aunque para mí es el hijo) y tengo que ir sí o sí. ¡Va a estar buenísimo!, el libro trata de la abolición por mayoría de votos del 6º y 9º mandamiento… ¡Iujuuuu.!. Además, lo organiza mi grupo. ¿Sabés qué nombre nos pusimos? “La Robespeirre”. ¡Es que somos amantes de la libertad! Si querés sumarte, vení, estás invitado. Traé a tu pareja. ¡Ah!, no te pregunté: ¿tenés novia o novio? Después me tenés que contar… ¡Ja, ja!

Después de escuchar todas esas hermosas palabras, que en esta época pueden expresarse libremente sin que ningún facho te persiga, Cristóbal oyó un timbre molesto que lo ponía de mal humor: ¡EL DESPERTADOR! ¡Qué suerte! Nuestro personaje estaba en el quinto sueño atrapado en una pesadilla. Al abrir los ojos, esta vez sonrió, alabó a Dios y se propuso escucharlo para que la revolución —que algunos fanáticos dicen que ya llegó— no lo encuentre apolillando.

Rosario, 13/06/07 original. Santa Fe, 07/09/23 retoques.

Un cristóbal
A.M.D.G.

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