ESTAMOS EN GUERRA… pero mejor hablemos de waterpolo.

Opinión-Política

por Leandro Blásquez

Para esta oportunidad, tenía pensado escribir sobre la situación que se encuentra atravesando la Iglesia y el mundo, utilizando como herramienta literaria un cuento. La idea era relatar la realidad mediante una ficción que dejara una moraleja, pero hubiera sido darle vueltas al asunto, y es precisamente lo que ya no hay tiempo para hacer.

Voy al punto: el Cuerpo Místico de Cristo, la Santa Iglesia Católica, está transitando su Viernes Santo. Los estudiosos, los maestros, los sabios, dicen que lo que ocurre actualmente es algo inédito en la historia de la Iglesia Militante, por lo que sencillamente significa que, en 2023 años de trayectoria, el período que estamos viviendo es distinto a todos. Se observan signos que son propios de los Tiempos Finales. Ejemplos, sobran. Pero mencionemos algunos: desacralización de la liturgia, prohibición de la Misa Tradicional, cuestionamientos de la doctrina bimilenaria, pecados que siempre lo fueron, que ya no lo serían más, Mandamientos ignorados, los altos jerarcas eclesiásticos alineados con la Agenda 2030, o sea con el Nuevo Orden Mundial masónico, un Papa que propaga errores a través de sus gestos, dichos ambiguos, documentos, entrevistas. Y como frutilla del postre, un Sínodo de lo sinodalomismo, que intentará aprobar y poner en práctica los planes de los enemigos de Cristo, de donde nacerá una nueva iglesia: la iglesia sinodal. Y quienes no aceptemos sus macabros cambios (por ser contrarios a las fuentes de la Revelación) seremos tildados de cismáticos.

Y si la Iglesia está mal, obviamente el mundo también. En nuestros días, desde los gobiernos se promueve la ideología de género, el aborto, la eutanasia, la promiscuidad, la inmoralidad, y un sinfín de maldades. Los organismos internacionales, agentes del conocido Imperialismo Internacional del Dinero, se hallan abocados a la organización de un Gobierno Mundial, con una moneda única, donde las distintas oficinas de la ONU funcionen como Ministerios globales, utilizando algún virus o el terror climático para atemorizar a la población y controlarlas como ganado que fácilmente será llevado al matadero, bajo el irónico slogan de “no tendrás nada y serás felíz” lanzado desde el Foro Económico Mundial.

Si lo que he mencionado hasta aquí es verdadero y demostrable (y por cierto que lo es), me pregunto: ¿Cómo puede ser que JAMÁS se hablen de estos temas en muchísimos de los sectores que conforman a la Iglesia Católica? Me refiero a las congregaciones religiosas, a las escuelas confesionales, a las Universidades Católicas, a los sacerdotes que predican homilías que nos enseñan cómo ser un buen vecino, a los medios de comunicación católicos, y un largo etcétera. Cabe mencionar, que obviamente hay excepciones, pero son francotiradores. La regla es la que he descrito.

No quiero decir con esto que debería ser el único tema del cual se converse en los ambientes católicos (eso hacen los que tienen un interés especial, una vocación en formarse de manera más profunda para luego enseñar), pero, de vez en cuando, correspondería decir alguna palabra al respecto. No sé, por lo menos dedicarle una charlita entre veinte charlitas de otros temas.

Aunque, a su vez, es razonable preguntarse: cuando esquivan tocar los temas comprometidos, ¿cómo predican los temas importantes de la vida espiritual, de la doctrina moral, de la doctrina social, de la Iglesia, de filosofía, de las virtudes teologales y cardinales, del Credo, del Padrenuestro, de los Novísimos, sin mencionar una sola palabra que roce la realidad donde estamos inmersos?

Me explico: ¿cómo se habla de la familia cristiana, sin mencionar los ataques que esta recibe sistemáticamente por parte de los organismos internacionales? ¿Cómo se enseña qué es la Santa Misa sin decir una palabra sobre los postulados modernistas que pretenden transformarla en una asamblea protestante? ¿Cómo se esconde la aceptación de la ideología LGBTQ por parte de la jerarquía eclesiástica, cuando les toca hablar de la castidad y la pureza? ¿Cómo se habla de Cristo Rey cuando desde la más alta cúspide vaticana se promueven los ideales revolucionarios propios de la masonería?

Y mejor no nos preguntemos qué dirán cuando les toca hablar de la parusía (¿Creerán que Cristo vuelve o no?) Seguramente es un tema que muchos han quitado del programa de “formación”.

Lo que quiero significar, es que no soy capaz de imaginarme que, habiendo quedado a cargo de un regimiento en medio de un bombardeo de aviones cazas, de tanques de guerra, y de la marina, dedique tiempo a hablarle a mis soldados, mientras tomamos una coca cola, sobre el último partido de waterpolo entre el club Pilcomayo y las glorias de Sarandí, porque lo que cabe en un momento donde todo está explotando, es ponerse a resguardo en una trinchera, dar órdenes claras, y disparar con munición gruesa. Y recordar que no seremos juzgados por nuestras victorias, sino por nuestras cicatrices, ya que no se nos pide el vencer, sino no ser vencidos (P. Leonardo Castellani)

¿Y por qué digo lo que digo? Porque, salvo honradísimas excepciones, es lo que se ve en los ambientes católicos. Silencio total. Los Pastores no dicen nada. Los que tienen a cargo la catequesis, hablan de cuestiones menores en el mejor de los casos. Los que quedaron a cargo de los fieles, miran para otro lado. Y todo maquillado bajo una falsísima alegría o un ingenuo optimismo. Hay tres opciones: quienes no dicen que estamos en guerra, que las bombas están cayendo hace varios años, y que ahora mismo las balas nos están silbando en los oídos, es porque: o son cómplices, o son parte del ejército enemigo, o son de una ingenuidad e insensatez que asusta y roza lo patológico.

Son estos últimos lo que preocupan mucho. Entiendo que haya distintas personalidades, cada una con sus propios temperamentos, y que también existan diversos carismas, pero cuando la guerra ha estallado, todos, absolutamente todos, estamos en problemas y, por ende, cada uno tendrá que hacer lo que esté a su alcance, pero nunca deberá negar que la guerra existe, porque si continúa hablando de waterpolo como si nada ocurriese a su alrededor, será vomitado por tibio.

Que la Virgen María, Generala de los Ejércitos, y vencedora de todas las herejías, nos ayude a librar el Buen Combate de la Fe. Y despierte a los dormidos.

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4 Responses

  1. Espectacular !!!
    A rezar mucho para que los «pastores» avisen dónde está el lobo.
    El lobo está usurpado la silla de Pedro, pero no lo ven ?
    Gracias por este artículo!!!

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